El otoño es una época de transición en la que experimentamos muchos cambios, por lo que es frecuente que nuestra salud y nuestro estado de ánimo puedan verse afectados. Para empezar, la reciente vuelta a la rutina del trabajo y de los estudios supone un mayor desgaste físico y mental al que aún nos estamos acostumbrando. Seguimos con un tiempo imprevisible y con temperaturas muy variables: lo mismo hace frío que de repente calor, con lo que llegan los resfriados. Por si fuera poco, tenemos un nuevo cambio horario que también nos afecta al organismo y los días se van haciendo más cortos, con menos horas de luz, lo que puede producir la llamada astenia otoñal, que afecta a nuestro estado de ánimo.
Para ello debemos cuidar especialmente algunos aspectos, como la alimentación: empezar a hacer guisos que nos aportan energía; frutos secos que nos aportan proteínas vegetales y minerales; o frutas con las que obtener las tan necesarias vitaminas, como la C, que previenen los resfriados: cítricos, higos, uva, membrillo.
-Descansar bien también es fundamental para mantener nuestras defensas en forma. Dormir las horas necesarias y mantener las rutinas de sueño nos va a ayudar a reparar el desgaste físico y mental del día a día.
-No debemos olvidar los baños de sol: los días se acortan y estamos menos expuestos a la luz solar, nuestra principal fuente natural de vitamina D, muy necesaria para el organismo. Podemos aprovechar las horas de luz para pasear o hacer un poco de ejercicio al aire libre que, además, mejorará nuestro estado físico y nuestro ánimo.